jueves, octubre 26, 2006

Arreglando el cuarto de la tele

Fecha: 26 de octubre de 2006

Distancia (kms): 10.55

Paso: 5'42”

FCP (Puls/min): 163

Ruta: Camino a Tinajas

Clima: algo nublado, húmedo

Divagaciones:

Fue una rica corrida rápida, para mis estándares, a la mitad del camino llevaba 29:30 de tiempo," ahora si voy a bajarlo de la hora" pensé. Así que aceleré un poco más, grave error, no consideré la húmedad. A la altura del colegio Americano comencé a sentir que no podía aguantar el paso. Lo peor fue la subida de la calle Cananea, cerca del final bajé el ritmo, la verdad ya no lo recuperé y tuve la certeza de que haría más de una hora. Llegué a casa y me encontré que nuevamente lo había corrido en una hora. Nunca me había pasado tener 3 veces el mismo tiempo, comparando solo las carreras rápidas, aunque hay que considerar que el cronómetro de mi monitor solo da horas y minutos, así que debe de haber algunas liegeras diferencias.

Regresé a casa, me hidraté y me desayuné mi licuado de frutas. Le subí a Rebeca su café y al despertar comentó: “¿Sabes m'hijito?, creo que hoy podemos arreglar el cuarto de la tele”.

Desde hace semanas habíamos decidio cambiar de lugar el mueblesóte de la tele a la pared de enfrente, lo que implicaba cambiar también el sillón y las mesas que uso ahora que me posesioné del cuarto como mi oficina.

Parecía sencillo, no lo fue.

Para comenzar la televisión es bastante pesada, de 27”, si se considera que es de cienescopió se imaginarán, no tanto el tamaño, ¡el peso!. Así que obviamente habría que mover el mueble con todo y tele, ya que bajarlo entre Rebeca y yo era más complicado. Segundo problema, las bocinas que tiene el “home theatre”, hay que desconectarlas, y esperar que uno se acuerde como iban conectadas al reinstalar todo. Tercero, el cable del “cable”, entraba por la pared donde estabá la tele, había que ver como meterlo por la otra pared, además de tener que subir al techo para sacarlo de un lado y pasarlo al otro.

Todo esto pensaba yo cuando Rebeca se fue a su “spinning”, “al regresar yo te ayudo” se despidió.

Mientras ella estaba en su ejercicio yo pensaba en el cable. Afortunadamente me acordé que en alguna ocasión, en una de las tantas versiones que ha tenido el cuarto (desde cuarto de Guille hasta cuarto de TV), en la pared donde iba a quedar la tele ahora se conectó una tele, así que debería haber un hoyo. Lo encontré rápido, pero había que rehabilitarlo.

Así que me fui por las herramientas que necesitaría, saqué los muebles y objetos que estorbarían las maniobras. Cuando iba a sacar la mesa donde esta mi laptop me acabé sentando a revisar correos. Así que cuando llegó Rebeca no había avanzado casí nada.

Allí les va una versión sin interrupción de las maniobras del día, tomén aire.

Desconecté bocinas, con taladro reabri hoyo de cable, entre Rebeca y yo movemos sillón a una orilla de cuarto, separamos un poco el mueblesóte de la tele. Me metí por atras, desconecté el cable, quicé quitar la placa que cubría ducto donde salía el cable, me encontré remaches en lugar de tornilo, arranque placa. Fui por escalera, ¿donde está escalera?, a buscarla, estaba en bodega de patio de abajo. Subí escalera, la saqué a jardín desértico frente a casa, la acomodé, me subí al techo, jalé cablé. Me bajé con cable, intenté pasarlo por hoyo reabierto, no entra cable. Busque pinzas para cortar punta de cable con pieza para conectar a tele (que es lo que no pasaba), corte punta, pasé cable por hoyo. Busque pieza nueva para poner en punta de cable (que por fortuna tenía). Regresé a cuarto, Rebeca y yo seguimos moviendo mueble, muy pesado, “¿No viene hoy Ricardo?” pregunta Rebeca. Quitamos cajones de mueble, se cae riel de uno de los cajones, se pierden tornillos. Acercamos mueble a pared de destino, reconectó todo (¿habrá quedado bien?). Movemos sillón a su nueva posición. Volvemos a maniobra de mover mueble, “¿No viene hoy Ricardo?” vuelve a preguntar Rebeca. Acomodamos mueble en nuevo lugar, acomodó primer cajón. Buscó tonillos para poner riel de segundo cajón, Rebeca encuentra uno. Busco en caja de herramientas, encuentro otro, “¿a ver si queda?”. Pongo riel. “¿A poco pesaba tanto este cajón'”, pongo segundo cajón. Salgo con espuma selladora para poner en hoyo con cable, pongo espuma en hoyo. ¿Porqué cable cuelga de pared de ladrillo tan raro?, ¿quien lo amarro con alambre a esos clavos tan altos en pared?. Reacomodo escalera en pared, queda pegada a sahuaro. Subo con pinzas, desamarro cable y quito alambres, comienzo a bajar, ¡HAY!, pincho nalgas con sahuaro. Cable cuelga frente a fachada, se ve feo. Subo azotea por otro lado, quiero pasar cable por otro lado. Buho espantapajaros estorba, muevo buho (¿dondé lo dejé?). Paso cable sobre pared de ladrillo, pegado a muro. Bajo a jardín desértico, disfrazo cable con piedras. Entro a casa a ver como quedo el cuarto. Me recibe Rebeca con “¿No se ve muy vacía esa pared?, ¿ya sé que cuadro poner”. Sube y baja con cuadro de ella en juventud. Cambio broca a taladro, hago hoyo en pared, pongo cuadro. “Por fin”, suspiro...

¡Ya llegó Ricardo!”, grita Rebeca, “ya para qué”, respondo yo. “Para meter el baúl de la sala al cuarto de la tele”, contraresponde. Ricardo y yo cargamos baúl al cuarto. Meto la mesa con mi computadora y reconecto todo.

Me siento en el sillón y exclamo, “por fin, como sudé”. Rebeca me dice, “m'hijito, ¿sabes qué?...”

Salgo corriendo a la regadera antes de oír más...

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