lunes, diciembre 19, 2005

Willy el Coyote

Fecha: 21 de diciembre de 2005
Distancia (kms.): 20.6
Paso: 7’7”/km
FCP (Puls/min): 158
Ruta: Tinajas-Condominios Pilar
Clima: Templado, rico
Divagaciones:
Esta ruta la había pensado desde hace tiempo, pero nunca la había corrido. Salí de Tinajas, donde inicia el camino nuevo a San Carlos, llegué a la carretera escénica y agarré hacia San Carlos, por la banqueta de la lateral, que es bastante amplia y de asfalto. Tomé luego el camino a los Pilar y lo seguía hasta el final y de regreso. La idea era correr 22 kms. en total, pero se me acabó el camino en los Pilar antes de llegar a los 11 kms., así que acabé corriendo 20.6 kms. La verdad estuvo bastante bien, ya tendré que pensar que modificación hago para que el menos sean los 21.1 del medio maratón.
Es una ruta muy padre, pero no muy sencilla, tiene bastantes colinas, sobre todo en el camino Tinajas-San Carlos. Lo que vale la pena son los paisajes, el Estero del Soldado en todos sus ángulos. Estoy pensando que sería una buena idea organizar el medio maratón del estero del Soldado con esta ruta, es algo que iré pensando.
Se preguntarán porqué el titulo de esta divagación. Siempre al correr estoy pendiente de que nueva sorpresa me encontraré, la mayoría de las veces son aves, cuervos, garzas, pelícanos, gaviotas, pelícanos blancos (en el estero del Soldado, son mis preferidos), entre otros. Comúnmente, si es temprano, liebres, ardillas, alguna vez un zorro. No me emocionó mucho, pero recuerdo cuando se me cruzó una serpiente. Pues esta ocasión fue un correcaminos. Acababa de salir del camino nuevo, tomando la carretera escénica cuando de entre unos arbustos salió el pájaro.
No creo que haya sido mucho tiempo, pudieran ser 100 metros, que corrió frente a mí, como si lo persiguiera. Imaginen el cuadro, el correcaminos corriendo frente a mi, yo detrás sin bajar el paso con todo el equipo que uso para correr mis carreras largas; cachucha, lentes oscuros, audífonos de mi mp3, alojado en una banda en el brazo izquierdo. En el brazo derecho, en una bolsa en otra banda, mi celular. En mi muñeca derecha el visor del monitor de frecuencia cardiaca, en la muñeca derecha mi gps. Finalmente, en la cintura, mi cinturón con 4 botellitas de plástico para hidratarme. Debo haber sido la perfecta personificación del personaje de las caricaturas, con alguna nueva maquinación para atrapar al correcaminos. El final fue el correspondiente, en el momento en que la distancia entre los dos fue de unos pocos metros, saltó fuera de la banqueta y en unos segundos desapareció. Lo único que le falto decir fue: “bip, bip”. Al menos yo no lo oí.

1 comentario:

Gordo dijo...

En la casa de Cloty hay innumerables avistamientos de un correcaminos - en el interior de la casa.

Tal vez estas corridas tuyas tienen algo que ver...