martes, abril 11, 2006

Anima Sana in Corpore Sano

Fecha: 11 de abril de 2006
Distancia (kms.): 10.55
Paso: 6’32”/km.
FCP (Puls/min.): 151
Ruta: Camino Tinajas San-Carlos
Clima: Nublado,  cálido, algo húmedo
Divagaciones:
Fue una rica carrera, tratando de mantener la frecuencia cardiaca debajo de 150 puls/min. Considerando que estar ruta tiene muchas colinas, y que las más empinadas están al final, no lo hice tan mal. Bueno, hay otros puntos que valen la  pena mencionar…
El domingo me levanté a las 6:20 a.m., puse café, me bañé,  me vestí, me serví café, desperté a Mariana (Rebeca yo creo que se despertó con mi ruido), inyecté a Guille (con lo que no tuvo un grato despertar), subí maletas al carro y agarramos camino a Tucson.
Cuando andamos en carretera en familia, siempre escucho dos voces en mi emnte. Una que me dice “no manejes rápido, obedece las indicaciones de la carretera”, la otra me dice, “anda, regálame un poco más de velocidad”. La primer voz es la de la prudencia, la segunda, clara y fuerte, es…
Es la de Rebeca, que retumba en mi mente y en mis orejas.
El punto medio para tranquilizar a las dos voces es poner la velocidad a 130 km/hora, cada que hay curvas, gasolineras, lomas o cualquier otra cosa le bajo a la velocidad. Bueno, como todos saben, el máximo de velocidad en la mayor parte de las autopistas en México es de 110 km/hr. Así que iba yo a la velocidad del punto medio, antes de llegar a Hermosillo, cuando al salir de una loma, me encontré con una patrulla, parada en la parte media de la carretera, entre los carriles que van al norte y al sur. Cuando la vi bajé la velocidad, pero inmediatamente le dije a Rebeca, “me va a parar”.
Pues si, unos cuantos kms. después ya la tenía tras de mi, con la torreta prendida.
Me pidió mis papeles. De mi cartera saqué la tarjeta de circulación y mi licencia de manejar. Se las pasé y las reviso. Lo primero que dijo fue: “no trae la tarjeta de circulación de ESTE carro”. Íbamos en el carro de Rebeca, así que obviamente en mi cartera no estaba su tarjeta de circulación. Así que le pedí a Rebeca la tarjeta de su carro y se la pasé al oficial. A continuación el oficial dijo: “¿no tendrá una licencia que no esté vencida?”.
Pues si, mi licencia estaba vencida desde diciembre de 2005 y yo ni enterado. Me quedé sin argumentos, el oficial me presentó todas las opciones de lo que podía hacer él, con lujo de detalles, para que pudiera yo seguir con nuestro viaje, y asegurarse de que pagaría la multa. Después de toda una argumentación, y ya sabiendo que íbamos a Tucson, me quito la placa delantera y nos pidió que Rebeca manejara. En Arizona solo se pide la placa trasera, además de que el conductor tenga licencia.
Pues aunque el seguro de carro que sacamos en Hermosillo estaba a nombre de Rebeca. El conductor seguí siendo yo.
En Tucson nos dedicamos el domingo a compras, nos dividimos en 2 equipos. Rebeca y Mariana, por ropa, en especial para la segunda. Guille y yo, a buscar su cámara. El equipo masculino tuvo éxito, al final de la tarde, Mariana y Rebeca no tuvieron todos los resultados esperados. Aunque algo compraron, pero no en la magnitud que esperaban.
El lunes continuaron las compras, yo compré unos zapatos para correr (Asics), libros y música. Mariana salvó a Old Navy de la quiebra y Rebeca se compró todo un repertorio en blanco.
Salimos de Tucson y en Nogales Rebeca hizo la última parada de rigor en el “wolimaris”.
Mientras ella hacía la última parada yo metía lo que cabía en las maletas. Los zapatos que compré los saqué de la caja y la tiré. Mientras los metía a la maleta me volví a preguntar, “¿Qué querrá decir ASICS?”, tengo 6 años comprando esa marca y no tenía idea.
Lo que no servía lo tiré a la basura, incluyendo la caja de los asics, lo último que vi en la caja fue la frase “mente sana en cuerpo sano”, escrito en latín.
Agarramos carretera, haciendo una muy rápida escala a la salida de la aduana de Nogales para que Armando, mi cuñado, nos pasara unos encargos para Beto, mi suegro.
Llegamos a Guaymas, después de algunas horas de viaje, desempacamos. Rebeca y yo nos destapamos una cerveza cada uno y nos pusimos a platicar. En eso estábamos cuando Rebeca se acordó de que el canal de National Geographic pasaría esos días un especial del evangelio de Judas. Coincidentemente lo estaban pasando en esos momentos. Así que nos pusimos a verlo, al hacerlo discutíamos sobre sus implicaciones. La cerveza, en el caso de Rebeca paso a vino, en el mío a whisky.
Cuando nos fuimos a dormir, ella dudaba de ir a su clase de spinning, yo dudaba ir a correr.
Yo estoy seguro de que no me hubiera levantado, pero a las 6:00 comenzó un pájaro carpintero a golpear en la pared (ya le gustó nuestra casa). Me levanté a espantarlo y regresé a la cama. A las 8:00 el carpintero estaba de regreso.Así que me levanté, lo espanté y me preparé para ir a correr. Agarré mis cosas y me fui a correr, más en “piloto automático”, que por convicción.
Llegué al final de Tinajas, donde comienza el camino nuevo a San Carlos, me coloqué mis “gadgets” y arranqué.
Mientras comenzaba a agarrar el ritmo, me llegó nuevamente el letrero de la caja de los Asics, que estaba estrenando. “Mente Sana en Cuerpo Sano”, buena frase para una marca deportiva, más si buscaran una forma críptica de usarla. Seguí corriendo, la frase iba y venía, la recordé en latín, tal y como estaba escrita: “Anima Sana In Corpore Sano”, hasta entonces me “cayó el 20”.

1 comentario:

Tio Joe dijo...

No sabia el origen de las siglas. Muy interesante.

(NIKÉ es la diosa alada de la victoria).