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Me salté una semana, pero por una buena razón, el viernes 11 de octubre andaba de viaje, Emily y Guille organizaron una fiesta para festejar su unión. Una reunión pequeña, muy bien planeada y que salió muy bien. La ceremonia muy bonita y emotiva, hasta lágrimas se me salieron. Los más contentos, Emily y Guille, la verdad una muy bonita pareja.
Así que mis divagaciones estuvieron influenciadas por un evento. Comencemos primero con la fortuna, la suerte. Aquí me refiero a que en nuestras vidas cómo el asar afecta nuestras vidas. Obviamente, eso tiene que ver mucho con los eventos que dieron lugar a que Emily y Guille se encontrarán, eso me puso a pensar...
¿Que hubiera pasado si en 1976 mi profesor de anatomía en la prepa, Eduardo González Sicilia, no me hubiera preguntado que quería ser de grande?, a lo que respondí que lo que yo quería era vivir en la costa, en una casa con vista al mar y alberca. Me contestó que era muy bueno que tuviera un sueño, que tendría que ver como hacerlo realidad. ¿Que hubiera pasado si en 1977 a mi Papá no le hubiera platicado el Ing. Fernando García Roel, Rector del Tec en aquel entonces, de la carrera de Ingeniero Bioquímico, que se terminaba en Guaymas? Y ¿que hubiera pasado si yo, en 1980, en Guaymas, no hubiera querido colarme a una fiesta de cumpleaños, tan temprano que la festejada me vio y me dijo: "oye, tú, ayúdame cargando unas sillas"?
Nunca habría encontrado a mi pareja ideal, Rebeca. Guille no estaría aquí.
Mi mensaje para Emily y Guille, la pareja perfecta no existe, pero encontrar a la pareja ideal requiere mucha suerte.
MUCHAS FELICIDADES.
p.d. El nombre de la entrada hace referencia a la caminata del 11 de octubre con Guille y el Güero, su perro, en el cerro atrás de su casa, nunca había visto tantas piedras en un sendero.
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