viernes, octubre 03, 2025

Fin de un paradigma

 Carrerita de martes 1 de octubre.

Carrerita de viernes 3 de octubre.




Ahí la llevo con la preparación para el medio maratón,  corrí un poco más de 14 km, voy dentro de los planes, espero llegar más preparado que como llegué en el del 2024.

Para todos los amantes de la tierra y el medio ambiente, esta semana tuvimos una gran pérdida. Me llamó la atención que en uno de los grupos de whatsapp en los que participo hubo quien manifestó desconocimiento sobre quién fue esta gran persona.

Hoy, debido a ello, mientras corría, divagué sobre la historia de ella.

A finales de la década de los 50's del siglo pasado, una jovencita citadina, nacida en Londres, de apenas 23 años, usó todos sus ahorros para viajar a Kenia, aprovechando que conocidos de su familia tenían una granja ahí. Al llegar buscó tener una entrevista con Louis Leakey, el antropólogo más conocido en aquellos años, ya que gracias a sus trabajos se estaba reescribiendo la evolución humana. Afortunadamente lo consiguió y le manifestó su interés en trabajar con él.

Hay que entender la época de este encuentro, por una parte las mujeres tenían una casi nula probabilidad para tener acceso a trabajos en el campo. Por otra parte, se consideraba que los seres humanos eran indudablemente distintos a los animales, a los que se consideraba simples máquinas biológicas. Solo los humanos tenían la capacidad de usar y fabricar herramientas.

Me trato de imaginar el encuentro, Leakey, una persona labrada en el intenso trabajo en el campo, platicando con una jovencita urbana, delgada y frágil. Esta última solicitando la oportunidad de trabajar en el campo con él. Lo más lógico es que él hubiera buscado la forma más sutil de decirle que no era posible.

Pero algo vio Leakey en ella, probablemente por haber trabajado hombro con hombro tantos años con Marie, su esposa, sabía que las mujeres tenían mucho más capacidad de lo que se aceptaba en esos años. Probablemente el que esta joven no tuviera una preparación académica muy robusta en el área hacía que no tuviera fuerte influencia de los dogmas presentes en la época. Muy probablemente la determinación que él vio en ella. Lo que haya sido no solo le dio la oportunidad, le dio una gran responsabilidad. Estudiar a los chimpancés de la Reserva de Caza en Gombe, Tanzania.

Primero había que conseguir el financiamiento, así que pasaron tres años para que la joven llegara a Gombe, en 1960. Una vez ahí, ella se aplicó al estudio de los chimpancés y, tal y como esperaba Leakey, lo hizo sin seguir ninguna de las convenciones establecidas en la época para el estudio de animales silvestres. Primero, se dedicó a la observación pasiva, lo más cerca posible de los chimpancés, pero sin interferir con ellos, buscando que se habitúan a su presencia. Segundo, nunca se referenció a los chimpancés, objeto de estudio, por un número, les puso nombre. Finalmente estableció estaciones de alimentación, donde podía tener una observación más cercana y regular. La comunidad científica pegó el grito en el cielo con estos métodos. Pero Leakey le tuvo confianza y la apoyó.

Gracias a estos métodos consiguió observar cosas que nunca se habían registrado, Las intensas relaciones sociales de los chimpancés, sus comportamientos emotivos, las fuertes alianzas tribales que establecían, que se reflejaban en guerras entre grupos y su gran capacidad cognitiva. Muchas de ellas que hasta esa fecha se consideraban como características exclusivamente humanas.

Otra cosa, mostró que de fragilidad solo tenía la apariencia, tenía un carácter imbatible.

Con todos estos descubrimientos obtuvo gran prestigio y fama, continuó sus trabajos con los chimpancés hasta 1986, cuando entendió que continuar con el estudio de los chimpancés de Gombe carecía de sentido cuando esta especie, y muchas otras, se encontraban en riesgo de extinción. Fue así que se convirtió en una activista para defender a los ecosistemas del mundo, actividad que ejerció de forma infatigable hasta el 1 de octubre de este año, hace dos días, que falleció.

Es muy difícil encontrar momentos precisos en los que hay un cambio drástico y determinante en la ciencia, ella es responsable de uno.

Después de unos meses de haber llegado a Gombe, ya que los chimpancés se habían habituado a su presencia, ella observaba a un macho viejo, lo suficiente para tener una barba canosa, de hecho ella lo bautizó como David Barba Canosa (David Greybeard), él, David, se encontró con un montículo de termitas, se paró, seleccionó con cuidado una rama de un arbusto, con cuidado le quitó las ramitas y hojas, posteriormente la introdujo en el termitero la sacó llena de termitas, las que comió, esto lo repitió varias veces. La joven acababa de ser testigo de un evento increíble, por primera vez se reportaba a un animal silvestre hacer algo así. Entendiendo la importancia de esta observación, inmediatamente le mandó un telegrama a Leakey informándole. La respuesta de él fue:

“Ahora debemos redefinir herramienta, redefinir hombre, o aceptar a los chimpancés como humanos”.

El paradigma de que solo los humanos fabrican y usan herramientas había caído por los suelos.

Gracias, Jane Goodall, por todas las enseñanzas y el ejemplo.





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