Fecha: 27 de octubre, 2005
Distancia: 10 kms.
Paso: 5’33”/km
FCP: 156 puls/min
Ruta: Camino a tinajas con colinas
Clima: Fresco
Divagaciones:
Es curioso como en algunas ocasiones el cuerpo responde de manera contraria a la mente. Por ejemplo, hoy me levanté con una gran flojera, cuando iba bajando las escaleras pensaba: “debería regresarme a la cama”. Ya abajo, mientras me ponía todos mis aditamentos para ir a correr (mis hijos y Rebeca decían antes que parecía Robocop), me preguntaba si no sería mejor echarme otra dormidita y olvidarme de la corrida. Ya afuera, mientras calentaba me decía: “bueno ya estoy aquí, así que vamos a correr aún con esta flojera”.
Entonces arranqué, desde el principio me sentí muy bien, cuando agarré la subida de la calle Cananea me sorprendí de que tan bien me sentía, en la bajada aceleré. Conforme avanzaban los kilómetros me sentía cada vez mejor. Pocas veces voltee a ver mi GPS o al monitor de frecuencia cardiaca, estaba totalmente concentrado, disfrutando la carrera. Cuando sonó la alarma de los 5 kms me sorprendí, no me sentía cansado. Inicié el regreso aumentando la velocidad, a ver cuanto aguantaba. Llegué nuevamente a la subida de Cananea, mantuve mi ritmo. Lo único que me desconcentró fue un perro, a pocas cuadras de la casa, al cual espanté con un gran grito. Llegué a la casa de regreso, voltee a ver mi tiempo, 55 minutos con 41 segundos. Mi mejor tiempo en los 10 kms en el año.
Ya que me relajaba me puse a pensar, es curioso, mi mente se resistía a correr, pero mi cuerpo lo gozó. No es la primera vez que me ocurre, también me ha ocurrido al revés, levantarme con muchos ánimos y no poder disfrutar la carrera.
Yo creo que en todos los aspectos de la vida nos ocurre igual, llegar al trabajo desganado, pero conforme uno comienza a realizar sus actividades agarrar el ritmo y al final acabar cumpliendo más objetivos que los fijados para ese día. O todo lo contrario, llegar con ganas, y al primer problema comenzar a desanimarse y al final del día estar aún con varios pendientes. Es más cuantas veces al llegar a un evento social con todo el ánimo para “agarrar parranda” y acabar aburrido y de regreso en casa en poco tiempo. Es común escuchar que las veladas más divertidas son aquellas en las que no se tenía ningún plan.
Es curios, ¿por qué será?
1 comentario:
Memo: se me ocurre que pegues un "Manual del corredor, para espantar perros".
- Posturas de espanto correctas
- Espantos según el tipo de perro.
- Ejercicios vocales para impostar la voz y alcanzar un potente y efectivo grito.
(MP3 con gritos incluidos para llevar en tu iPod).
Saludos!
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