Nuevamente una semana con una sola corrida, ayer sábado, 13.2 kms. La razón es que el martes Rebeca y yo volamos a Monterrey para ir a la graduación de Guille, mi hijo. Se recibió de Licenciado en Diseño Industrial.
La corrida fue muy rica, me hubiera gustado correr más, pero con los consumos de comida y alcohol de la semana lo mejor era no arriesgarse.
El martes que llegamos fuimos Guille, Rebeca y yo a cenar a un restaurante Italiano cerca del deparamento de Guille y el "Güisco".
El miércoles se suponía que nos íbamos a dedicar a empacar, cosa que a mi me daba flojera. Para mi fortuna tuve la escusa ideal, ver como recuperaba los papales de Mariana, que había tenido que mandar de regreso al Tec por algún error.
Para mi fortuna Alejandra García y Lety, su secretaria me ayudaron, así que para medio día ya estaba de regreso en el departamento con los papeles de Mariana.
Guille era el festejado de la semana, así que su Mamá le dijo que él escogiera donde ir a comer, como dudaba un pajarito le sigirió sushis en el nikori (no prgunten quien fue el "pajarito"). El güisco, Guille y los Papás de este último comimos muy bien.
En la tarde y yo Rebecas fuimos a un "mall", de compras, yo salí con un libro y Rebeca con dos blusas. Al regresar encontramos a Mariana, la novia de Guille, la habíamos vista brevemente el martes. La pobre había estado enferma el fin de semana, se veía mejor, pero aún no totalmente repuesta.
El jueves, el gran día, Guille se levantó temprano para ir al desayuno de los graduandos. Rebeca y yo nos lo tomamos con calma para llegar a la hora de inicio de la ceremonia.
Estuvo todo muy bien, agarramos lugar como a la mitad de las gradas del gimnasio, antes de que le tocará a la carrera del Guille bajé a la zona de fotográfos, por lo que cuando tocó el turno entré y agarré buen lugar.
En el receso aprovechamos Rebeca y yo para salir a omar un café y sacar dinero. Regresamos a tiempo para el final de la graduación.
En la tarde Güisco, Mariana, Guille, Rebeca y yo fuimos al "diego's" un restaurante de carnes argentino, cada quien se comió un dinosaurio y salimos medio varados. Eso si, nos dijero que la carne era de Sonora, "la mejor del país".
El viernes a las 4:30 am nos levantamos para regresar a Guaymas, teníamos un vuelo madrugador.
En mi carrera no solo rememoraba todo esto, sino de la tecnología, mientras Rebeca y yo estábamos en la ceremonia, la familia la veía en vivo por internet y la comentábamos por chat, yo en mi telefonito y ellos en sus computadoras.
Pero en especial pensaba en el gran orgullo que sentí al darle un gran abrazo a Guille al pie del estrado, en la zona de fotografos, después de tomarle la foto.
Es un gran muchacho.
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