domingo, octubre 02, 2005

Maratón de Mazatlán 2002



Este es el relato de mi segundo maratón, lo envié a los grupo de yahoo el 4 de Diciembre de 2002.
____________________________________________
30/11/02
¡Hola!
Ya en Mazatlán un día antes de la carrera.
Llegamos ayer en la tarde, nos registramos en nuestros hoteles. A Lara (mi alumna de Oregon) le conseguí, con ayuda de Campus Mazatlán, un precio especial en un hotel diferente al nuestro. Rebeca y yo nos quedamos en el Holiday Inn, el hotel sede. Ya registrados cenamos y a dormir.
Hoy en la mañana Lara y yo nos registramos. Además del número y el chip nos dieron una bolsa con la camiseta, una cachucha y otras chucherías. Saliendo del registro nos alcanzó Rebeca. Pasamos a la expo, que es un tianguis de ropa y aditamentos deportivos, los corredores somos presa fácil de los vendedores, como todo fan deportivo.
Luego nos fuimos en el carro a ver el recorrido del maratón. Cuando vió Rebeca lo que íbamos a correr nos declaró formalmente locos. Al terminar fuimos a comer pasta y de regreso al hotel a descansar. Al rato tenemos una cena de carbohidratos para competidores, donde darán últimas instrucciones.
El maratón parece estará pesado. Toda la semana ha estado lloviendo, por lo que todo está encharcado. Hoy ya no cayó agua, aunque estuvo nublado, y llegamos a los 29°C. Mañana se espera que se aparezca el sol, así que esto va a estar como sauna.
Bueno, después de la carrera les diré como me fue.
...Acabando de escribir lo que acaban de leer sonó el teléfono, era Lara, la pobre se enfermó del estómago. La fuimos a ver, no esta bien, no va poder correr. Pobre, 4 meses de entrenamiento, viajar hasta acá y enfermarse el día anterior.
2/12/02
OUCH!
Me duele hasta el apellido (en la o acentuada). Ayer después de la carrera me dedique a la flojera y por eso no escribí, hoy ya en Guaymas termino el relato.
Ayer me levanté a las 5:00 AM, me desayune un café, un plátano y una barra energética. Luego me envaseliné todas las bisagras, me forré los dedos de los pies con curitas, me ajuste el monitor de frecuencia cardiaca, cheque mi mp3 player (decidí correr con música), me vestí y cerca de las 6:00 AM bajé a la salida.
Lo primero que hice fue buscar alguna chica de buen ver para seguir el consejo de mi compadre Sergio y correr tras ella todo el camino. Había varias de muy buen ver, pero no iría muy lejos de seguirlas, eran las edecanes de las marcas patrocinadoras, que todo el evento permanecerían en la meta. Fuera de ellas nada especial. Así que decidí, una vez más, no seguir el consejo de mi compadre.
A las 6:15 fue la salida de los competidores discapacitados. Todos ellos iban por el medio maratón. La verdad desde donde yo estaba no se veía, pero aplaudí mucho.
A las 6:30 inició la carrera...
¿Alguna vez han estado en la estación Pino Suárez del metro en hora pico?, pues considerando que en total para el medio y maratón completo éramos 3,000 inscritos y todos salimos del mismo punto, se darán una idea.
Después de unos cuantos Kms., al irse dispersando los corredores, ya se podía correr con más holgura, fue ahí donde alcancé al primer discapacitado. En la subida de uno de los 2 puentes (bueno, podríamos decir 4 ya que cada uno se pasa 2 veces) que tiene el recorrido. Un muchacho con parálisis cerebral que con un sólo pie empujaba su silla de ruedas. A verlo me pensé que existen más ciegos que ven y cojos con 2 piernas que las personas que llaman minusvalidos.
Cerca del Km. 10 venía ya empapado en sudor y el monitor me marcaba 170 puls/min., me di cuenta de que si mantenía ese paso no iba a poder acabar el maratón, así que decidí bajar el ritmo y mantener la frecuencia debajo de 160 puls/min., mantenerme hidratado (cada 2 Km. había puesto de hidratación con agua y poweraid-bebido oficial del evento) y cada hora echarme mi gel de carbohidratos para evitar pegar en la pared (“the wall”, así dicen los corredores en inglés cuando se acaban todos los carbohidratos del cuerpo y comienzas a obtener la energía de las grasas). La verdad la humedad estaba fuertísima y aún no salía el sol.
Entre las personas que estaban a mi alrededor, que llevaba mi paso, había un señor de más de 60 años, la verdad es que él venía gozando el maratón. A las personas que nos echaban porras les arrojaba besos, pedía porras, hacía bromas con los que estábamos junto a él. Ese pedazo lo hizo muuuy divertido. Decidí que seguiría su ejemplo y me dedicaría a gozar el maratón.
En el Km. 18 pasamos por el hotel sede nuevamente, había gran alboroto y hasta confeti estaban echando. No vi en las gradas a Rebeca, así que me puse a saludar a las edecanes. En ese momento escuche los gritos de Rebeca, cámara en mano me había agarrado in fraganti.
A los pocos kms. los de medio maratón daban vuelta en un retorno para regresar a la meta, los valientes (jeje) que iban por el maratón continuábamos hacia la costera.
Como el circuito es de ida y vuelta ya sabía yo que en algún momento vería por el otro carril a los punteros (y a todos los que vendrían delante de mí). Cuando estaba por llegar al malecón, frente a los Valentinos (para los que conocen Mazatlán), vi que la gente se juntaba en el camellón viendo el otro carril de la avenida. Supuse que era el líder que se acercaba, así que me subí al camellón y le eché porras al que me tocó ver, era un negrito que iba echo la raya (después supe que delante de él iba un mexicano). Varias gentes me voltearon a ver con cara de “que este loco no debería estar corriendo en lugar de aplaudir”. Así que continué mi recorrido.
La parte de la costera es la parte más padre del recorrido, con la vista del pacífico y muchas gentes echando porras. Además, en mi caso, amenizado por música de Mike Oldfield, Pink Floyd, Santana, Led Zeppelín, Caifanes, etc., pues iba pleno. Cuidando de mantenerme en menos de 160 puls/min., saludando a la gente, agradeciendo a los voluntarios que pasaban las bolsitas de agua, poweraid o esponjas empapadas en agua helada y cantando. Cuando me di cuenta ya estaba al final de olas altas. Ahí estaba el punto de regreso (que curiosamente coincidió con “The point of no return” de Kansas en mi mp3), el Km. 28. Ahí estaban regalando geles, aproveche para agarrar dos, uno para ese momento y otro de reserva (con el que aún me quedaba tenía dos más para lo que faltaba). En la vuelta había unos aspersores de agua que refrescaban bastante rico.
Durante el regreso me sentí bastante fuerte, inclusive comencé a rebasar a corredores que al principio me habían pasado hechos la raya. Cuando llegué al final de la costera, Km. 35, me sentía un campeón, inclusive comencé a planear que si me seguía sintiendo así en el Km. 38 hacer un cierre para acabar antes de 4 hrs. 30 min.
En ese punto el recorrido hace una desviación y pasa por la avenida Rafael Buelna (es la avenida que comienza en la glorieta que está al final de la costera). Esa es la parte fea del recorrido, puras casas y calles, además era donde había menos gente echando porras y los voluntarios menos animados.
Llegué al final de la avenida sintiéndome aún bastante fuerte (Km. 38) y comencé a acelerar el paso, aún podía terminar en menos de 4:30.
En el kilómetro 39 me dio un pequeñito calambre…
Porque los otros 3 fueron horribles, me tuve que detener, y caminar hasta el siguiente punto de hidratación, Ahí agarre unas esponjas empapadas en agua helada y me las unte en las piernas, agarre varias bolsas de agua. Se me calmó un poco el dolor, pero cada vez que comenzaba a correr me atacaban los calambres. Así que me resigne a acabar caminando todo acalambrado. Cada cierto tiempo abría una bolsa de agua y la vaciaba en mis pernas. Me aventé así lo que faltaba, resignándome a terminar, ya sin importar el tiempo. Cuando llegué al hotel el CID (500 mts. antes de la meta), decidí juntar fuerzas y echar una última corrida para llegar a la meta.
Mi tiempo…4:53:04, pero la verdad feliz de haber llegado.
En la meta como robotito llegué a entregar mi chip, recibir mi medalla y a tomar agua como loco. Entre agua y poweraid me debo haber tomado como 3 litros en 5 minutos (tenía la panza inflada de tanto líquido).
Como no encontraba a Rebeca por ningún lado fui a buscar alguna alma caritativa que me atendiera. Encontré 4 que se apiadaron de mí. Con ellas estaba cuando escuche un “¡AJA!”, antes de decir nada una de mis protectoras grito “UNA FOTO”, viendo que Rebeca traía cámara. Sirvió la táctica, en vez de ser reprimido mi mujer me fotografió con las almas caritativas (las edecanes).
Saliendo de ahí, Rebeca me preguntó por Lara, le dije yo que habría que hablarle para ver como seguía. Me respondió: “¿Que no la viste?, corrió el maratón”
Pues resulta que mi alumnita se sintió bien en la mañana y decidió echarse el maratón a pesar de haber tenido vómitos el día anterior. Lo primero que se me ocurrió fue buscarla en el puesto de socorro, afortunadamente no estaba ahí. Así que nos pusimos a esperarla en la meta.
Casi una hora después la vimos llegar a la meta, la verdad me sentí muy orgulloso de mi alumna.

No hay comentarios.: