domingo, octubre 02, 2005

Rock and Roll Arizona, 2005


Este es el relato del Maratón Rock’n Roll Arizona, corrido el 12 de enero de 2005, lo mandé a los grupos de yahoo el 18 de enero.
_______________________________
Este relato trata de como mi cuerpo fue poseído por el nefasto antiheroe MOCOMAN del planeta Mormadón.
Todo comenzó el lunes 3 de enero, como cierre de mi entrenamiento para el Rock&Roll Arizona Marathon debía correr 5 kms, el clima lo impidió. Fue una mañana fría y lluviosa, en ese momento yo no lo sabía, pero el frió y la lluvia era parte del plan de Mocoman para preparar mi cuerpo para ser poseído. Trabaje todo el día, aunque en el Tec el regreso oficial al trabajo era el martes, preferí ir adelantando algunas cosas.
El martes me levanté con una ligera irritación de la garganta, ahora se que era el primer síntoma de la posesión. Durante el día no sentí más cambios, trabajé sin problemas, con las debidas interrupciones para compartir el intercambio de buenos deseos con los colegas.
El miércoles fue el día de la posesión, lo primero que noté fue que la irritación de la garganta había avanzado. Rebeca notó otro cambio durante la noche del martes, mi ronquido aumentó en intensidad y volumen. Para todos aquellos que han compartido habitación conmigo comprenderán el martirio que sufrió la pobre de mi mujer (y el humor con que se levantó), de esta forma la podemos considerar como la primer víctima de Mocoman.
La mañana la pasé relativamente tranquilo, pero en la tarde, por momentos, la nariz se me convertía en grifo de fluidos, los ojos me lloraban y los oídos se me tapaban.
En la noche MOCOMAN consumó la posesión, una vez más Rebeca sufrió las consecuencias, mi ronquido fue aún peor.
Yo por mi parte con la posesión me había transformado en una criatura extraña, de nariz roja que emanaba fluidos extraños, ojos rojos y pequeños, percepción acústica reducida y que producía sonidos guturales difíciles de comprender.
Se preguntarán que intención tendría MOCOMAN al posesionarse de un simple mortal como yo. Para mi es claro, realizar un ataque masivo al valle de Phoenix, una de las zonas urbanas de EU más densamente pobladas. Piensenlo, al correr el maratón esparciría las diásporas del nefasto ser que me poseía durante más de 4 horas por un recorrido que incluiría Phoenix, Scottsdale y Tempe. Además en su segundo año el r&razm es ya uno de los mayores de EU con 29,000 participantes (bueno, 11,700 del moratón, el resto del 1/2 maratón), así que podrían quedar contaminada gente de todos los rincones no solo del país sede, sino de otros países y continentes.. Mocoman sabía que que a 3 días del maratón nada me detendría para correrlo.
E.l jueves, acabando de comer, Mariana, Rebeca, Guille y Mocoman partimos rumbo a Phoenix. Ante la amenaza del ataque los dioses del maratón tenían que hacer algo. Su primer acción fue una enorme congestión en la garita de cruce de la frontera.. Más de 2:40 min tardamos en cruzar (Rebeca consideraba seriamente aniquilar a Mocoman).
Como continuamos el camino los dioses del maratón intentaron algo más, una construcción en la carretera a la salida a Tucson. Una fila interminable de vehículos, media hora a vuelta de rueda.
Todo fue inútil, a las 11:30 P.M. del jueves 6 de enero Mocoman había llegado al valle de Phoenix.
Antes de dormir Rebeca trató de apelar a lo quedaba de mi dentro del cuerpo poseído. Me cuestionó si acaso estaba dispuesto a permitir que Mocoman perpetuara su ataque (creo que sus palabras exactas fueron ''¿piensas correr con esa p#*@¥c€ gripa?"). En represalia Mocoman aumentó aún más el ronquido esa noche, pobre de mi mujer.
Amaneció con el clima ideal para Mocoman, frío, nublado y lluvioso. La mañana del viernes se nos fue en ir a buscar unos libreros que Rebeca había visto en Target. Comimos en casa de Helen y en la tarde fuimos hacer unos pendientes. Mocoman pensó que podría iniciar un ataque previo en la expo al ir a registrarse y recoger número, chip y camiseta. Cuando le informaron el tráfico que habría a esa hora en el centro de Phoenix decidió dejarlo para el sábado, grave error para su causa, como verán más adelante.
Rebeca una vez más apeló a mi cordura para detener a Mocoman ("¡estás bien loco si crees que vas a poder correr con esa p#*@¥c€ gripa!", fueron sus palabras). Por un segundo retomé el control y le dije que convocaría a los dioses del maratón para que expulsaran a Mocoman de mi cuerpo. Rebeca me miro y me dio su apoyo (más bien puso cara de que estaba loco y me dio un Sudafed 24 hrs).
En la noche se enfrentaron Mocoman y los dioses del maratón en mi cuerpo. Fue una lucha encarnizada, por momentos parecía que Mocoman tenía el control total. Pero repentinamente sentí que el aire fluía libremente por mi nariz. Los dioses me habían devuelto mi cuerpo (bueno, probablemente fue que el Sudafed surtió efecto).
La mañana del sábado amaneció helada, pero yo me sentía como nuevo. Rebeca me acompañó a la expo, me registré, recogí mi paquete, compramos algunas cosas y nos regresamos a casa de los Snyder.
Bill y Helen nos esperaban para comer, comida Italiana para acabarme de llenar de carbohidratos. Como los niños dormían los dejamos, solo Nicole nos acompañó.
Bill pagó, nos reciben en casa, nos atiendan como reyes y además invitan a comer, yo creo que nos están echando a perder.
Regresamos a la casa y Guille, Andera y Mariana habían despertado, así que los llevamos al Malla a comer algo.
En el mall Mocoman intentó recuperar el control, por medio de un dolor de cabeza, pero los dioses del maratón lo contuvieron (eso o el tylenol que me dio Rebeca surtió. efecto).
Regresamos a casa y nos preparamos para irnos al hotel...
¿AL HOTEL?.
¿Porque si nos tratan tan bien los Snyder nos íbamos a un hotel?
Bueno, Rebeca me pidió que viera como le hacía para que nadie se tuviera que levantarse a las 4:30 para llevarme a la línea de salida. Así que encontré un hotel que estaba a 4 cuadras de la meta, con transportación a la línea de salida.
Guille se fue con Rebeca y conmigo al hotel, Helen quedó de que se llevaría a las niñas a la meta para echarme porras a mi llegada.
En el hotel Rebeca me preguntó como me sentía, le respondí que estaba bajo la protección de los dioses del maratón (como sea me dio otro sudafed). Me comprometí a que iría bien cubierto la mañana siguiente para irme a la línea de salida. Dejé todo arreglado para la mañana siguiente y me fui a dormir.
En la mañana siguiente me levanté a las 5, me puse mi ropa para correr, con camiseta manga larga, mi gorra de lana, guantes y encima unos pants. Al salir del baño Rebeca me hizo saber que le alegraba que me hubiera librado de Mocoman (sus palabras fueron: ''por fin pude dormir sin tus p#*@¥c€s ronquidos).
Salí a desayunar (había horario especial para corredores). Al salir me sorprendió el clima, nada de frío, los dioses del maratón me protegían. En el comedor todos andaban en camiseta y shorts, el único abrigado era yo. Claro que hay que entender que la mayor parte de los huéspedes procedían del norte de EU, para ellos un día invernal de Arizona es el clima ideal para un día de campo.
Desayuné y regresé al cuarto para cambiarme de camiseta, por una de manga corta, acabe con la camiseta de los pumas, buena forma de festejar el bicampeonato. También cambié el gorro por una cachucha. Me despedí de Guille y Rebeca, nos quedamos de ver en la meta y salí del cuarto.
A las 6:30 tomé la van a la salida. El medio maratón y el maratón comenzaban en distintos lugares, la del maratón era una romería, más de 11,500 personas. Puse mis pants en la bolsa que me dieron en el registro, la dejé en el camión correspondiente, me tomé mi lata de café y la de red bull y me fui a mi ''corral'', correspondiente a los que estimábamos terminar entre 4:30 y 5 hrs.
El ambiente estaba muy bien, los otros maratones que había corrido eran de menos de 5,000 personas, aquí parecí un festival de madrugadores.
A las 7:40 inició el maratón, no me lo van a creer, no hacía nada de frío y el cielo estaba despejado. Los dioses del maratón nos protegían a los corredores.
La verdad si sentí que la batalla con Mocoman me debilitó, por lo que decidí llevármelo con calma, mantenerme abajo de 160 puls/min. Mantuve ese paso todo el tiempo.
Hace algunas semanas, que mi Papá estuvo en Phoenix, me dijo que le gustó y yo me sorprendí. Ahora lo entiendo, el recorrido del maratón me llevó por lugares que no conocía. En Phoenix destacaría muchos edificios, de arquitectura muy modernista y el centro de Scottsdale me gustó mucho, conservando el ''sabor'' de un pueblo del viejo oeste.
Otro atractivo fueron las bandas de rock & roll, cada 2 o 3 millas había una distinta. Obviamente no había mucho tiempo para ponerles atención, pero amenizaban bien el maratón.
Por otro lado, las porras, too el camino hubo gente apoyando a los corredores y en muchos puntos grupos de porristas.
Pero, lo mejor fue el clima, fresco, soleado, ideal para correr, realmente sorprendente, considerando como estuvieron los días anteriores.
Yo conservé mi paso todo el maratón, me sentí bien, a pesar de la posesión de mi cuerpo los días anteriores por Mocoman. En la milla 23 estaba seguro de acabar en 4:30. Pero pasando la marca de la milla 24 ocurrió. No se si fue Mocoman castigándome por haberlo expulsado de mi cuerpo, o probablemente el desgaste de haberlo combatido (lo más probable es que en la fiestas decembrinas no se puede cumplir con el entrenamiento adecuadamente). Lo que halla sido, en sincronía se me acalambraron los muslos de ambas piernas. Así que tuve caminar un rato, cuando vi el estadio de la Universidad de Arizona (la meta era en su estacionamiento), intenté volver a correr, pero la verdad es que la pierna izquierda ya no respondía.
Me ayudo mucho cuando entre la gente distinguí a la Helen, Mariana, Nicole y la Andrea. Choque manos con ellas y aceleré con los ánimos para cruzar la meta. Mi tiempo, 4:48.
Apenas crucé la meta el cielo se nubló, los dioses del maratón habían cumplido su parte. Recogí mi medalla, Nicole esta segura de que su tío Memo ganó porque le dieron una medalla, me tomé un litro de agua, un plátano y una naranja. Recogí mis pants, me los puse y salí al punto de reunión. Me esperaban ahí Rebeca, Helen, las niñas y Guille.
Helen se llevó a los niños y Rebeca y yo nos fuimos al hotel caminando, quedamos de reunirnos en el Elephant Bar para comer. En el hotel me bañe mientras Rebeca recogía todo.
Después de comer nos fuimos a casa de Helen, yo me quedé tumbado todo el día en el sillón. En la noche pasó a saludarnos Mayo, mi cuñado, pero yo me fui temprano a dormir.
El lunes agarramos camino de regreso a Guaymas.
¿Que pasó con Mocoman?
No lo se, supongo que regreso a Mormadón, donde planea un nuevo ataque, tengan cuidado, no vayan a ser su próxima víctima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido Memo: este es para mi de los mejores blogs o como se llaman, me hiciste reir entonces y vuelvo a reir con el ataque de Mocoman.
Saludos y siguele
corriendo y escribiendo
tb cuéntanos qué estas haciendo
Besos
beatriz